Encuestas de Urbemarketing


La hipótesis del sorpasso electoral en la ciudad de Barcelona tiene sus causas en la desazón que se describe en esta segunda entrega del sondeo del Instituto Noxa realizado para 'La Vanguardia' entre el 18 y el 23 de noviembre. La gestión del actual gobierno de la ciudad, heredero de treinta años de ininterrumpida hegemonía de la izquierda, está en entredicho. El diagnóstico, sin embargo, no tiene un perfil irreversible: el alcalde Hereu ha cruzado muchas líneas rojas, tal vez ya demasiadas, pero también ha logrado mantenerse en varias e incluso corregir el malestar en otras.



El 60% de los encuestados considera que la Rambla sufre un proceso de degradación y sólo un 36% opina que está en la misma situación de siempre. A la hora de atribuir responsabilidades sobre las causas de esta situación, los encuestados señalan en primer lugar la acción –o la inacción– de la Guardia Urbana. También responsabilizan, en menor grado, a la deficiencia de los servicios de limpieza.



Llama la atención que en tercer y cuarto lugar, el sondeo atribuye a los propios barceloneses y al turismo, por igual, cierta responsabilidad en la degradación del paseo. Es también relevante que la sensación de que la Rambla pasa por un mal momento es compartida por todas las sensibilidades electorales.



Una pregunta específica de la encuesta cuestionaba cómo resolver el problema de la visibilidad de la prostitución en la calle. El 88% se muestra partidario de legalizar la prostitución en lugares cerrados. Sólo un 7% de los encuestados se identifica con los abolicionistas y defiende la persecución de los clientes y de quienes se prostituyan.






Pero en general la valoración de la gestión no es buena. Cuatro de cada diez entrevistados consideran que la administración de la ciudad es mala o muy mala, tres la juzgan positivamente y dos se quedan a medias tintas. Agrupados por partidos, sólo entre los electores socialistas hay una mayoría relativa (50%) decididamente partidaria de las bondades de la gestión de Hereu. En el resto de las sensibilidades electorales representadas en la encuesta, la mayoría son críticos. Y esto ocurre incluso entre los socios del bipartito, ICV, cuyos electores entusiastas y detractores están empatados.



Bien es cierto que la mayoría, representada por algo menos de la mitad de los encuestados, el 47%, considera que la situación de Barcelona es buena o muy buena. Pero merece la pena recordar en este sentido que en el anterior sondeo ese mismo grupo superaba el 60%.



Al descender al detalle de los aspectos críticos de la gestión, el alcalde Hereu suspende en tres de las ocho áreas analizadas específicamente en la encuesta. La seguridad ciudadana es la primera tacha. En segundo lugar emergen las dudas sobre la transparencia en la gestión, donde se aprecia una llamativa unanimidad que recorre todas las sensibilidades políticas: la sombra de casos de corrupción como los investigados en Santa Coloma de Gramenet se extiende, según la muestra, al Ayuntamiento de Barcelona. Es relevante también en este sentido que la mayoría de los barceloneses critique abiertamente el gasto en informes. Sólo un 18% los cree justificados.



En este análisis de la gestión, también ganan por mayoría quienes se muestran críticos con el tráfico a pesar de que, hoy por hoy, las dificultades para circular por la ciudad figuran en el séptimo puesto de las preocupaciones de los barceloneses. Por delante se sitúan, entre otras preocupaciones, la vivienda y la inmigración, amén de la seguridad.



Por el contrario, la limpieza urbana logra un aprobado justo y pierde relevancia en la lista de los principales problemas detectados en la ciudad. En el lado positivo del fiel de la balanza no son desdeñables tampoco la buena nota que adquieren el transporte públicoolas instalaciones deportivas, que encabezan la lista de los asuntos positivos de los que puede enorgullecerse el alcalde.



Es importante –probablemente decisivo en término electorales– el hecho de que el deterioro del espacio público se haya convertido en el mayor punto crítico en este sondeo. La seguridad ciudadana en las calles de Barcelona es hoy por hoy el principal problema que detectan los barceloneses y la principal tacha en la gestión que imputan al gobierno local. Un detalle que no es menor: cuando se pregunta a los encuestados quién es el principal responsable de la constatada degradación de la Rambla, se apunta, en primer lugar, a la Guardia Urbana.



En línea con esta percepción, el sondeo advierte el fracaso de la aplicación de la ordenanza de civismo. En los cuatro aspectos abordados (la presencia de la prostitución en la calle, la visibilidad de la mendicidad, la suciedad y el consumo de alcohol) son más quienes creen que han aumentado que quienes opinan que ha disminuido tras la aprobación en el 2006 de la nueva norma de convivencia de Barcelona.

Dos notas se cruzan en esta encuesta de un modo aparentemente contradictorio. Una mayoría de los barceloneses considera que la capital catalana ha ganado importancia como polo económico, culturaly político, pero, sin embargo, también consideran que la ciudad no ha evolucionado bien.



Respecto a la proyección de la ciudad: una mayoría –ciertamente ajustada, un 36% contra un 32% que opina lo contrario– considera que, en los últimos años, Barcelona ha ganado importancia. Estas opiniones son defendidas básicamente por los electores identificados con los partidos de la izquierda mientras que, en sentido opuesto, se pronuncian los votantes más conservadores.



En cambio, la percepción de la evolución general de la ciudad no es buena. Un 47% de los encuestados considera que ha empeorado y sólo un 25% opina, en cambio, que ha ido a mejor en los últimos años. Resulta relevante comprobar la evolución de esta percepción. Hace dos años, quienes creían que había mejorado sumaban el 34% de los encuestados. Ahora la evolución es en sentido opuesto. Quienes creían que había ido a peor eran sólo el 30%, y ahora representan 17 puntos más.



Cabe preguntarse por qué en una ciudad que, tras los Juegos Olímpicos de 1992 siempre ha considerado su proyección exterior como un asunto clave de su autoestima se produce este cruce entre la buena imagen externa y el deterioro de la percepción de su evolución.



Otros elementos de esta encuesta pueden arrojar cierta luz sobre esta aparente contradicción y desvelar un conflicto creciente entre el uso global de la ciudad y el uso local. En este sentido es relevante que, entre los motivos que los encuestados apuntan para explicar el deterioro de la Rambla, se señale el turismo. De nuevo, parece que el problema más importante que enfrenta el gobierno de la ciudad en estos momentos es el uso del espacio público. Barcelona va gana enteros puertas afuera, pero eso ya no consuela ni compensa a quienes hacen un uso cotidiano de su espacio. Tal vez ahí radica el sudoku que deberán resolver en el futuro los administradores de Barcelona.









Atrapalo.com emprendedores de turismo on-line

ver esto, que pasa en una mina boliviana

Qué una familia debe viajar más de 200 km para poder bañarse, es muy complicado de explicar.
Urbemarketing quiere buscar ayuda para construir en la mina unos baños dignos con energía solar para volver a tener dignidad. Frio que hiela y nada caliente para el cuerpo. Destaco la cultura y buna educación de esta familia.


http://play.cuatro.com/play/#/portada/21-dias/ver/21-dias-en-la-mina

Opinión de director de hotel de lujo recién inagurado en Barcelona

Luis Marcó: «El turismo vendrá si Barcelona es limpia y segura»


La gran cadena de lujo desembarca hoy en Barcelona con su primer establecimiento en España, sin miedo a la crisis.


Luis Marcó nació en Valencia pero su trayectoria está muy ligada a Barcelona, pese a haber liderado grandes proyectos hoteleros en Suiza, Francia, Reino Unido, el Caribe, Estados Unidos y otros países, donde ha ejercido de anfitrión de grandes personalidades. En Barcelona ha tripulado Le Méridien, y el Arts (de 1992 a 1997 y del 2000 al 2002), hasta que volvió a Cancún (México) para remontar el Ritz-Carlton tras el huracán ‘Wilma’. Vuelve a casa a acabar su carrera.


El paseo de Gràcia tendrá hoy alfombra roja a la altura del número 36-40, donde 98 nuevas habitaciones darán fe de que Barcelona aspira a ser, más que nunca, destino de lujo si la crisis lo permite. Se inaugura, por todo lo alto, el primer hotel de la célebre cadena de superlujo Mandarin, dispuesta a comerse un trozo de mercado a base de sibaritismo de esencia oriental y el potente reclamo de su nombre para atraer a ricos, ejecutivos y famosos de todo el planeta. Su director, Luis Marcó, desembarca en terreno seguro. Ya ha comandado el lujo con sabor barcelonés y sabe bien lo que se hace.



–Convénzame para alojarme en el Mandarin Oriental Barcelona teniendo 10.000 plazas de cinco estrellas para elegir en esta ciudad.

–En Barcelona hay una gran oferta hotelera pero nosotros tenemos a favor una combinación perfecta que buscamos en todas las ciudades del mundo donde abrimos hoteles: una ubicación perfecta en el centro de la ciudad, un gran producto y un servicio, eficiente pero sin agobios, que nos hace diferentes...



–Los hoteles de lujo son los que más están sufriendo una caída de ocupación por culpa de la crisis en esta ciudad. ¿No temen abrir en mal momento?

–Probablemente abriría en otra época si alguien me garantizara que en una determinada fecha la crisis se terminará, pero como esto es imposible de saber, da igual abrir ahora o más adelante. Cuando la situación mejore nosotros ya estaremos implantados.



–¿Por qué Mandarin ha elegido precisamente Barcelona para abrir su mercado en España?

–La ciudad tiene un gran atractivo, por su ubicación y su éxito turístico. Se presentó la oportunidad de colaborar en este proyecto junto con el grupo Reig Capital –propietario del edificio– y aquí estamos. Para diseñar el espacio hemos contado con especialistas españoles, como la diseñadora Patricia Urquiola y la paisajista Beth Figueres.



–Me consta que han querido darle personalidad local fichando a muchos empleados de la ciudad.

–Tenemos 98 habitaciones y 160 empleados, de los que el 70% son locales. La selección ha sido compleja, pero hay un equipo muy bueno y entusiasta, donde también se han integrado trabajadores de la cadena de muchos países lejanos.



–Usted ha estado al frente del Hotel Arts, que rompió moldes en esta ciudad. ¿Cómo cree que ha cambiado el turismo desde los Juegos del 92?

SEnDEn estos años los huéspedes han llegado a niveles de sofisticación muy elevados en cuanto a lo que se espera de los hoteles donde se alojan. Esto nos hace tener que mejorar constantemente nuestras prestaciones y niveles de servicio.



–La oferta hotelera se ha multiplicado desde entonces. ¿Cree que la ciudad ya ha tocado techo?

–Mientras Barcelona siga ofreciendo una ciudad agradable, limpia y segura, la gente seguirá viniendo, pero no hay que bajar la guardia, el turismo es inestable y la competencia es feroz.



–¿Qué significa el lujo para Mandarin y a qué clientes quieren atraer?

–Lujo para nosotros es conseguir ofrecer lo que menos abunda: paz, tranquilidad y espacio. Nuestra clientela básica es el ejecutivo de alto nivel y poder adquisitivo, así como el turista acostumbrado a vivir muy bien. Por nacionalidades, nuestros clientes serán sobre todo ingleses que conocen ya nuestra marca, estadounidenses y también rusos y de otros países europeos.



–Desde su experiencia, ¿qué opina de la petición del gremio de más seguridad para el turismo y más control de los excesos de algunos visitantes?

–Estoy totalmente de acuerdo, lo peor que puede pasar para nuestra ciudad es que nos pasemos de tolerantes. La buena clientela se alejará, y la que se quede...



–Su vocación es ser también un hotel de uso ciudadano ¿De qué partes del hotel podrán disfrutar los barceloneses sin estar alojados?

–Ofrecemos dos restaurantes, el Blanc, con influencias orientales, y Moments, gestionado por Carme Ruscalleda. Banker’s Banc será un lugar de encuentro para tomar una copa y charlar, y también el Mimosa, con un patio interior muy sosegado [el hotel ha recuperado estructuras centenarias y conservado elementos de cuando el edificio fue un banco] y concebido como un jardín en el centro. También se puede acceder a nuestro maravilloso spa de 1.000 metros cuadrados con tratamientos exclusivos. La idea es que nuestros hoteles estén muy integrados en las ciudades donde se ubican.

Catalunya: Casi la mitad de los adultos serán jubilados en 2020






Habrá un crecimiento lento, la población envejecerá y se distribuirá por el territorio
Aumentará la demanda de residencias porque sube el número de mayores de 85 años
Harán falta más escuelas porque crece la población escolar, de 0 a 15 años

Catalunya seguirá siendo un país pequeño porque el espectacular crecimiento que ha tenido en los últimos años no se repetirá. En el año 2012 habrá llegado a los ocho millones de habitantes y en el 2040 no habrá alcanzado aún los nueve millones. Será además una población muy envejecida. Habrá nada menos que 2,3 millones de personas con más de 65 años (26,6% del total). Si ahora por cada cien personas en edad de trabajar hay 24 jubilados, en ese horizonte de tres décadas se prevé que puedan ser 45, un dato que con ser preocupante no lo es más que en el resto de España o de Europa.


Es la tercera vez que el Institut d´Estadística de Catalunya (Idescat) elabora unas proyecciones demográficas, con carácter quinquenal, que incluyen información sobre los efectivos, tanto activos como en edad escolar, y su distribución por el territorio. A partir de tres variables, fecundidad, esperanza de vida y migraciones, se determinan tres hipótesis de crecimiento (alta, media y baja), aunque aquí se hará referencia sólo a la que se considera como media. Las Projeccions de població 2021-2041 (base 2008), dadas a conocer esta semana, reflejan un crecimiento moderado, debido a la fuerte disminución de las entradas de inmigrantes.



El año 2008 ya refleja una caída de las entradas desde el exterior como consecuencia de la crisis que se mantendrá hasta el 2010. A partir de entonces se recuperarán las entradas y a partir del 2013 se podría estabilizar en un saldo neto de 41.000 personas (lejos de los 130.000 de hace tres años), al menos hasta el 2021. "En las proyecciones del Idescat - dice el documento-se ha previsto que el saldo migratorio continuará siendo positivo, de acuerdo con los análisis de los expertos de las Naciones Unidas, que prevén que se mantenga el flujo neto de migración hacia los países desarrollados, no sólo por las diferencias de nivel de vida entre los países pobres y ricos, sino porque en los próximos años se acelerará el envejecimiento de los países desarrollados y, en particular, el déficit de población en edad laboral". En ese punto los expertos del Instituto Nacional de Estadística (INE) hacen unas hipótesis más pesimistas. Prevén menos llegadas y más salidas, de tal modo que llegan a vaticinar un saldo migratorio negativo en comunidades como la catalana.



Mireia Farré, responsable de las proyecciones junto a Josep Anton Sánchez, recuerda que "la pirámide de la población catalana va envejeciendo, mientras que Por el contrario, el movimiento natural irá a la baja. Descenderá el número de nacimientos y crecerán las defunciones. Y, sin embargo, se prevé que la población en edad escolar, de 0 a 15 años, crecerá por efecto de la reagrupación familiar de los inmigrantes y el aumento de las parejas jóvenes en edad de tener hijos. Y una de las consecuencias sociales más llamativas es que harán falta más escuelas, especialmente en las comarcas de Girona y Tarragona, donde más crecerá la población.



En el lado opuesto, el aumento sostenido de la esperanza de vida contribuye a aumentar el contingente de más de 80 años que podría alcanzar los 450.000 habitantes en el 2012, lo que representa un aumento del 34% respecto al 2008. "Dado que a esa edad las tasas de dependencia son muy elevadas, eso significa una demanda de más residencias, especialmente en el ámbito metropolitano de Barcelona donde se produce el mayor crecimiento", señala Mireia Farré.



La población crecerá en los siete ámbitos territoriales, aunque con diferencias sustanciales. El territorio con un crecimiento menor es el del ámbito metropolitano, que incluso registrará un leve descenso en Barcelona y un estancamiento en el resto del Barcelonès. Los mayores crecimientos se darán en el segundo anillo, formado por las comarcas centrales y las de Tarragona y Girona. La comarca con mayor crecimiento será el Alt Penedès (19,9%) y la más regresiva, la Terra Alta (-4,7%)
.JOSEP PLAYÀ MASET LaVanguardia

Barcelona
22/11/2009
Ciudadanos

La oficina por un día en el Tranvía de Barcelona





BreakOut lleva sus zonas de trabajo al Trambaix y a l'Illa Diagonal de Barcelona



Los pasajeros del Trambaix se podrán encontrar con unos compañeros singulares: pasajeros que escogen el tranvía para trabajar, reuniendo ideas con sus portátiles -aprovechando la red WiFi- celebrando reuniones, compartiendo conocimientos para mejorar su eficacia... un grupo de trabajadores que este martes han decidido trasladar su oficina al tranvía.



La experiencia forma parte de BreakOut Barcelona, un proyecto internacional de desarrollo, también celebrado en Nueva York, en el que se quiere divulgar las ventajas del trabajo fuera de la oficina. Citilab, el centro tecnológico y de innovación de Cornellà de Llobregat, coordina la experiencia en Cataluña.




BreakOut se ha desarrollado en dos espacios: por un lado en el tranvía -desde la parada de Fontsanta-Fatjó de Cornellà, enfrente de la sede del Citilab, hasta el apeadora de la Illa- dónde ya se ha celebrado una reunión, y por otro l'Illa Diagonal, en el que se ha abierto una zona de trabajo para que empleados sin oficina se encuentren y aprovechen las potencialidades del trabajo en grupo y en red.



"En una oficina con ordenadores están los empleados encerrados en su pantalla, relacionándose pocas veces con sus compañeros. En un espacio público se crea un ambiente óptimo de libertad, ideal para ayudarse entre profesionales y aprovechar las potencialidades del trabajo en red", ilustra Enric Senabre, coordinador de proyectos del Citilab.



Ramon Sangüesa, director de Innovación del centro, ha celebrado una reunión en el tranvía: "En 30 minutos de trayecto se pueden hacer muchas cosas. Los hemos aprovechado para hacer un brainstorming". Los organizadores de la experiencia montarán durante todo el día actividades tanto en el tranvía como en l'Illa. Habrá diferentes charlas sobre coworking -compartir un espacio abierto con otros trabajadores-, las redes sociales, el marketing en línea o herramientas de trabajo colaborativo. BreakOut, que organizó su primer encuentro el pasado 14 de octubre en el Trade Center de Cornellà, tiene previsto repetir la experiencia en diferentes espacios una vez al mes

MAIOL ROGER - L'Hospitalet - 17/11/2009 El País de Madrid

Barcelona, la imagen de la ciudad a Noviembre de 2009


Los turistas ven el clima y la playa como lo mejor de BCN


• Un estudio revela que su imagen exterior la sitúa entre las más valoradas del mundo


• Los visitantes alaban la ciudad pero critican la inseguridad y que esté sucia y masificada



Gaudí sigue siendo un poderosísimo reclamo para visitar Barcelona, pero la playa y el clima superan al renombre del arquitecto a la hora de tentar al visitante. Un estudio sobre la imagen de Barcelona en los mercados emisores de turismo pone de manifiesto que, con las respuestas desglosadas, la geografía pura y dura es clave en el éxito de la capital catalana. Un 13% de los 3.000 participantes la destacan en primer término, seguido del 11,5%que alude al legado de Gaudí. Más allá del detalle, del informe se desprende que la visión que Barcelona da al mundo ha trascendido ya de los Juegos del 92 y se apoya más en términos intangibles como la modernidad y su estilo de vida.

Al margen de considerarse una de las ciudades más deseadas para los viajeros (quinta, tras Londres, París, Sidney y Nueva York) según un trabajo previo realizado por el ayuntamiento, Barcelona también se coloca entre las más «valoradas y queridas por los internautas», con puntuaciones por encima de la media, según los datos recopilados en el diagnóstico sobre el que se articulará el Plan Estratégico del Turismo, del que ayer informó este diario y que revela que por la ciudad pasan al año 18,4 millones de visitantes, 7,5 de los cuales no pernoctan.

Uno de los informes elaborados para hacer el diagnóstico compara a Barcelona con otras 16 ciudades claves en el turismo urbano (Berlín, Nueva York, Amsterdam, Praga, Roma, Londres, París, Madrid y otras) desde las redes sociales e internet, y concluye que la capital catalana está en el podio. Si se comparada cada aspecto de la ciudad con la nota media de sus competidoras, Barcelona despunta en su oferta de alojamiento, de comercio, cultura, gastronomía, medio ambiente y ocio.


En otro de los estudios que integran las conclusiones, realizado con la voz de 3.000 participantes de ocho países, la arquitectura en conjunto es «lo mejor» de la ciudad como destino turístico, pero cuando los apartados se desglosan, el litoral y el buen tiempo pesan más que el propio Gaudí, como también son fundamentales «la ciudad en sí», con un 12,4% de votantes, el patrimonio artístico y las actividades de ocio, sobre todo comprar y pasear.

En general, los muchos datos recopilados sobre lo que se publica de Barcelona en el mundo y lo que cuentan las guías, respalda que la metrópoli se ha vendido más que bien al resto del mundo, y que los visitantes salen con un sabor de boca por encima de sus expectativas. Pero ello no eclipsa los puntos negros.



PELIGROS / Entre los lastres mencionados destaca la masificación, citada como lo peor de la ciudad como destino turístico en el 19,7% de los casos para los que la han visitado, seguido por la inseguridad (14,1%), y la suciedad, ruido y contaminación (9,3%) y los precios (8,2%).

El coordinador del Plan, Enric Truñó, destaca que Barcelona ha sabido mostrar tantas facetas que atrae por igual a turistas que a visitantes de negocios. Asegura que la llegada de turismo de bajo nivel no tiene relación con la visión y reclamos de la ciudad que ofrecen agencias y operadores de otros países.

Ideas para un barrio viejo



Un grupo de diseñadores y emprendedores de Igualada ha convencido a una decena de marcas de moda y textil para que ocupen con sus productos, durante dos días, cinco viejas fábricas de curtidos del barrio del Rec. Los promotores de esta idea quieren dar a conocer el barrio industrial, actualmente degradado, y convertirlo en un espacio creativo, que atraiga nuevas propuestas y nuevas empresas para dar nueva vida a los viejos edificios. Y para ello montarán un gran espacio, a modo de outlet efímero, que se celebrará los próximos 27 y 28 de noviembre: allí estarán Vialis, Sita Murt, Textura, Gemma (Vanity Fair), Marithé François Girbaud, Toni Miró, Helmet Dress y los diseñadores Josep Abril, Miriam Ponsa, Celia Vela, Moskito en Alaska y Manolita Watlin. Cada marca tiene libertad para enfocar la propuesta, desde la conmemoración del 30 aniversario de Textura, a la recuperación de piezas vintage o, simplemente, vender excedentes de stocks. ...

"Nunca desaproveches una crisis grave, te da la oportunidad de hacer las cosas que no podrías hacer en otro momento".



No deje pasar esta crisis sin sacar provecho


La recesión abre oportunidades para plantearse nuevos objetivos o cambiar el estilo de vida - Pero los ciudadanos esperan que escampe en vez de reinventarse - La austeridad, valor al alza

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, provocó tímidas sonrisas en el Parlamento Europeo el pasado mes de marzo cuando les espetó a sus señorías: "Nunca desaprovechen una buena crisis". Lo cierto es que la frase no la patentó Clinton, sino Rahm Emanuel, jefe de gabinete del presidente de Estados Unidos, y reza exactamente: "Nunca desaproveches una crisis grave, te da la oportunidad de hacer las cosas que no podrías hacer en otro momento". Emanuel se refería a la penosa situación económica mundial, pero el mismo llamamiento puede extrapolarse a multitud de situaciones humanas y sociales porque una crisis supone, en definitiva, una etapa de cambio. Y todo cambio abre ante sí un amplio abanico de oportunidades y retos. Sacar provecho de este horizonte por construir depende, en primer lugar, de uno mismo y de la intensidad de nuestra catarsis.


Frente a la actitud decidida del mundo anglosajón, el latino es más pasivo



Grandes empresas salen de personas que no saben cómo pagar las nóminas



La mitad de los estudiantes ve su futuro profesional en la Administración



Sólo el 46% de los parados amplíam sus estudios para poder encontrar empleo



Los españoles se dejan influir por el miedo al fracaso y por el qué dirán



Los emprendedores topan con la falta de financiación a sus proyectos

El refranero español está repleto de sentencias sobre el asunto: "Sacar fuerzas de la flaqueza" o "Hacer de la necesidad virtud". Ambos dichos actúan de acicate sobre el individuo porque, muy inteligente e irónicamente, se intenta pinchar sobre las debilidades del carácter español, en su mayor parte conformista y resignado. Frente a éste esconder la cabeza bajo el ala, el anglosajón prefiere el "Yes, I can" (Sí, puedo hacerlo).



"La crisis es un momento de cambio y catarsis. No lo es para toda la sociedad ni para todos los individuos, por supuesto, porque todos reaccionamos de forma diferente. Pero para una serie de personas puede resultar un revulsivo porque provoca la necesidad de pensar. La estabilidad genera rutina y la filosofía del voy haciendo, voy tirando te va arrastrando", comenta el sociólogo Xavier Riudor. "Cuando se interrumpe tu vida normal -un divorcio, entrar en el paro, un cambio de domicilio- se abre un periodo nuevo y puedes hacer cosas que antes no harías. Con las crisis rompes ese ritmo habitual y provoca que puedas cambiar de trayectoria", incide Enrique Gil Calvo, también sociólogo. Y Alfons Cornella, presidente-fundador de Infonomia -la red de innovadores más influyente del país- apunta: "Todas las grandes empresas salieron de alguien que creaba mientras pasaba noches sin dormir pensando en cómo pagaría las nóminas".



Pero ¿los españoles estamos aprovechando este momento de cambio y crisis para autoimponernos nuevos retos y objetivos? La mayoría de sociólogos consultados opina que no, al menos no se asumen retos que puedan significar un cambio vital y de hábitos, es decir, dar una vuelta de 180 grados a nuestro estilo de vida. Se están modificando, eso sí, pequeñas actitudes porque la gente está más concienciada sobre la realidad y acepta que hay que hacer sacrificios: menor consumo o medidas vinculadas a la sostenibilidad, como por ejemplo un incremento del uso del transporte público. "En épocas de crisis se dan más facilidades para introducir una serie de medidas que en otros momentos encontrarían mayor resistencia social", opina Riudor. Y apunta la retirada, justamente ahora, de las bolsas de plástico en algunos supermercados.



Algunas empresas han aprovechado esta situación para lanzar nuevos productos ligados a imponerse objetivos. La cadena de gimnasios Dir de Barcelona, al principio de la crisis en 2008, inició justamente un programa denominado El Reto en el que cada persona se impone sus propias metas en una escala de tres graduaciones. El éxito ha sido apabullante. "No se trata de subir al Aconcagua o de tener un cuerpo 10, sino de sentirse mejor, de liberar endorfinas", comenta Carmen Barceló, jefa de comunicación. Y añade que el gimnasio es de las últimas actividades que se abandonan en situaciones de apuro económico.



En el hospital de Bellvitge de Barcelona, en la unidad de deshabituación del tabaco, el doctor Sergio Morchón siempre intenta que el paciente asuma otros cambios en su estilo de vida más allá del propio abandono del cigarrillo, por ejemplo practicar ejercicio físico y llevar una dieta equilibrada. Es decir, que todos los cambios siempre vayan acompasados. Sin embargo, en esta unidad no han notado un incremento de pacientes por la crisis.



Pero éstas son sólo tímidas transformaciones que en nada ejemplifican el comportamiento general de los españoles ante la crisis económica, pues la mayoría optará a que escampe el temporal. Gil Calvo entiende que "en una cultura tan fatalista como la nuestra optamos por comportarnos como un caracol, tendemos a replegarnos. Creo que esta es la cultura dominante". Y según el sociólogo Javier Elzo, de la Universidad de Deusto, "en España cargamos toda la responsabilidad al Estado, porque creemos que son los malos. Es una actitud acomodaticia, quejica, poco responsable que me da mucho miedo".



Una encuesta realizada por Adecco, una empresa de trabajo temporal, entre 1.000 individuos en situación de desempleo [véase cuadro adjunto] aporta algunos datos a esta teoría. El 54% de los encuestados no está realizando ningún curso de formación para aumentar sus posibilidades de encontrar un trabajo. En cambio, el 16% estudia para presentarse a unas oposiciones de la Administración y el 46,5% se lo está planteando. Igualmente, según otro sondeo de la Universidad de Cádiz, casi el 53% de los estudiantes contempla su futuro profesional en el funcionariado, mientras sólo el 20% se ha planteado ser autónomo, es decir, espabilarse por su cuenta. No obstante, 132.000 adultos -22.500 más que hace cuatro años- se han matriculado este año en España para obtener el graduado escolar.



"¿Los jóvenes optan por el funcionariado porque realmente están motivados o porque existe una motivación extrínseca?" se pregunta Alfons Cornella, de Infonomia. Y se responde: "Los jóvenes están sumergidos en un pesimismo extrínseco, no porque quieran, sino porque el mismo entorno les empuja. Aquí el extrínseco se nos come, es como un negativismo total".



Cornella, cuyo lema es Cada día, una nueva idea, sostiene que existen dos tipos de motivaciones para que la gente se mueva, opte por el cambio y salga de su apalancamiento: las extrínsecas y las intrínsecas. Las primeras representan los estímulos del entorno social, que en estos momentos son claramente negativos por la crisis económica, mientras que los segundos corresponden a los retos personales.



Y es aquí donde las diferencias entre el mundo anglosajón y el latino están más acentuadas. En España, comenta, "el estado mental social nos determina más que el estado mental personal" porque las motivaciones extrínsecas son la familia, los amigos, la fiesta y la diversión. En cambio, en Estados Unidos por ejemplo, el emprendedor tiene la consideración de héroe y se dice a sí mismo: "Tú puedes conseguir riqueza mediante el esfuerzo con independencia de lo que piense el entorno". En 2008, los únicos países europeos que incrementaron el número de trabajadores autónomos fueron los bálticos, Finlandia (10,6%), Noruega (3,5%) y Dinamarca (2,9%); y los centroeuropeos, Croacia (10,9%) y Eslovaquia (10,2%). Mientras, España ha perdido el 2,8% frente a Suecia, que lo hizo el 0,1%.



Dos elementos influyen en esta especie de adormecimiento y de escaso riesgo del latino: el miedo al fracaso y al qué dirán. En la cultura anglosajona el fracaso se valora como un paso previo hacia el éxito porque las empresas fallidas aportan experiencia y capacidad para no cometer los mismos errores. Como señala Cornella: "Del miedo al fracaso se pasa al miedo al riesgo. Y sin riesgo no hay innovación, no hay futuro". Y el qué dirán corresponde a esa influencia del entorno extrínseco de la familia y los amigos tan negativo. "Aquí el go west no funciona", agrega.



Otro ejemplo, mientras en Estados Unidos los estudiantes eligen las mejores universidades con independencia de la ciudad en que se hallen, en España se elige casi siempre la universidad de la esquina. Bien cerca del nido familiar. Otro tanto sucede con la escasa movilidad geográfica a la hora de buscar un empleo.



Sin embargo, el sociólogo Xavier Riudor se muestra un tanto optimista con las nuevas generaciones. "Aquí el fracaso es una especie de estigma, y lo alargamos de forma innecesaria. Pero creo que entre los jóvenes está percepción está cambiando, aunque muy poco a poco. Los jóvenes están acostumbrados al fracaso, a perder. Fijaos en los videojuegos: fracasan continuamente y no pueden pasar a la siguiente pantalla si no superan la anterior. Y no se rinden, porque la experiencia que acumulas te sirve para ganar e ir saltando de pantalla".



¿Qué hacer, por tanto, si uno decide emprender el vuelo por su cuenta? Lo primero, ser consciente de que la experiencia que vamos a iniciar será arriesgada, que nuestra nueva vida será una aventura y que, a partir de entonces, no podremos contar con el cálido apoyo de la organización. "Fuera hace mucho frío. Todo el mundo sabe viajar en transatlántico, pero remando a uno le salen callos en las manos", agrega Cornella. Por su experiencia, las empresas del futuro en Occidente serán unipersonales y, en definitiva, hay un inmenso campo por explorar y en el que arriesgar.



Otro obstáculo será la búsqueda de financiación y, en estos momentos, las entidades no están por la labor. "El problema principal que existe en España es la falta de apoyo financiero. Estamos muy verdes en esto. Nos falta pulmón financiero que apueste por estos nuevos productos, por estas iniciativas personales, por nuevos negocios. La gente con ganas existe pero el entorno no favorece", precisa Xavier Riudor.



Entre los expertos, por tanto, se impone el pesimismo pues entienden que en una situación de crisis lo primero es aprovechar para sobrevivir y que, de ninguna manera, se producirá el verdadero cambio que necesita nuestra sociedad. "En España la crisis externa y la crisis interna han emergido simultáneamente. Esta crisis hubiese llegado de todas formas por culpa del hiperconsumismo y de la hiperproducción", explica Cornella. Y Javier Elzo agrega: "Aquí todo el mundo piensa en hacer lo mismo que hacía antes. Hasta que no cambien el chip no habrá cambiado nada". Para este sociólogo se debe diferenciar entre nivel de vida y calidad de vida y reducir el nivel de consumo. "¿Cuántas cosas que compramos nos producen total satisfacción?", se pregunta. Y contesta: "No veo a la sociedad preparada para tener que cambiar el chip, que es el de una cierta austeridad y plantearse otra escala de valores".



En EE UU ya lo hicieron. Es el movimiento denominado downshifting -el arte de trabajar menos para vivir más y entender el dinero como un medio y no como un fin-. La misma filosofía mueve a los neorrurales, un movimiento de urbanitas estresados de regreso al campo y a la austeridad. En definitiva, recuperar la sensación de libertad.

JOSEP GARRIGA 15/11/2009 El País de madrid

La crisis deja muchas cosas positivas a las ciudades


La crisis económica ha destapado barrios enteros de edificios vacíos cimentados en la especulación, paisajes destrozados por la codicia y un modelo de desarrollo insostenible. Sin embargo, el desastre podría ser el detonante para lograr un cambio de valores y un mundo más verde. La oportunidad de repensar el planeta empieza en nuestra casa. Gestos mínimos y actitudes individuales pueden llegar a cambiar la faz de la Tierra por la fuerza de los hechos.



Una bolsa de plástico tarda 400 años en descomponerse". La información no proviene de una revista científica, sino de una valla publicitaria. Este verano, cuando el anuncio de una bajada en los precios se antojaba la única opción para seguir vendiendo, los supermercados Carrefour decidieron cambiar el "llévese tres, pague dos" por un mensaje distinto: iban a eliminar definitivamente las bolsas de plástico. Carrefour decidió apostar por cambiar un hábito. Y la mayoría de sus clientes ha asumido ya la nueva costumbre.



Un reto para el cerebro

El ahorro y la frugalidad se imponen por dos razones opuestas: la necesidad y el mimetismo- STEPHEN WILKES Y CRIOSTOPHER NIEMANN (NYT SYNDICATE)

"Una dieta predominantemente vegetariana reduce notablemente nuestro pisotón ecológico", dice el filósofo Jorge Riechmann- STEPHEN WILKES Y CRISTOPHER NIEMANN (NYT SYNDICATE)


Tras este parón no va a haber más remedio que hacer las cosas de otra manera. Y deberíamos hacerlas mejor



La tecnología en energía sostenible empieza a baratarse. Una placa solar se amortiza en tres años



No basta con mirar para otro lado y vender residuos a un país más pobre. El aire no entiende de fronteras



Los buenos propósitos suelen tener algo de ingenuo e irreal. Hasta que se convierten en hechos

Puede sonar demagógico, y ya les debe de quedar poca fe, pero los grandes beneficiados de la crisis podemos ser nosotros. Lograrlo exige un cambio de mentalidad: nuestro beneficio no va a ser a costa de nadie. Tras este parón no va a haber más remedio que hacer las cosas de otra manera. Y deberíamos hacerlas mejor.



No es casualidad que con pocas semanas de diferencia se hayan publicado en España dos libros cuya tesis gira alrededor de la idea de la crisis como una oportunidad para el cambio. Alex Rovira, profesor de ESADE y autor de La buena crisis (editorial Aguilar), defiende con vehemencia la necesidad de una visión más ecológica del mundo y de la expansión de la conciencia. "Estamos en esta situación porque comprábamos cosas que no necesitábamos, para impresionar a gente que no conocíamos o no nos caía bien, y avalando con activos cuyo valor no era el que creíamos. Todo era una gran mentira y estamos pagando las consecuencias. La Tierra es el cuerpo que nos alberga y nosotros somos su consciencia, pero nos habíamos convertido en su cáncer. La clave es la responsabilidad: si encendiste, apaga; si consumiste, recicla... Hay que completar la acción, respetar el medio y a las personas".



Jordi Pigem, doctor en Filosofía, firma el libro Buena crisis. Hacia un mundo posmaterialista, publicado por Kairós. "Parto del término médico de crisis", explica Pigem, "que no es otra cosa que el momento crítico en el que una enfermedad empeora o mejora. La crisis puede ser una oportunidad de sanación". Pigem describe un mundo en el que ha imperado la razón por encima del cuerpo y las emociones, el ser humano por encima de la naturaleza y el hombre por encima de la mujer. "Ahora toca cambio", añade, "y eso atañe a nuestra forma de relacionarnos con el mundo. Ni el egoísmo ni la codicia funcionan. La tendencia que está creciendo con más rapidez en estos momentos es la de la generosidad, se manifiesta en la banca ética, en la cantidad de ONG que funcionan en el mundo, en el comercio justo, en redes sociales preocupadas por compartir... y todo se articula dentro de una visión del mundo en el que las personas no estamos por encima de la naturaleza. No se puede volver a donde estábamos porque no es sostenible".



Domingo Jiménez Beltrán, que fue director general de Medio Ambiente con la ministra Cristina Narbona, no duda que la crisis puede propiciar un cambio hacia una vida más sostenible: "Todo el mundo sabía que teníamos un modelo de desarrollo de corto recorrido que ha generado beneficios, pero no para todos. Se han privatizado las ganancias y hemos socializado las pérdidas".



Si todos lo sabían, ¿por qué nadie lo evitó? Jiménez, que también fue director de la Agencia Europea de Medio Ambiente, lo llama el síndrome del elefante: mientras estás en el negocio, lo que pretendes es que dure un poco más. "Mientras el PIB crece al ritmo del 4%, a los políticos les da miedo decir que eso lleva al desastre porque piensan que hacerlo va a frenar abruptamente la inversión. Todo el mundo se había puesto como meta que la burbuja, antes de que llegara a estallar, se desinflara suavemente. Ahora no vale lamerse las heridas. Hay que aprovechar la crisis para salir de ella con un modelo de desarrollo reforzado", explica.



¿Cuál podría ser ese modelo? En los años setenta, el planeta sufrió una grave crisis agrícola. Se temió no poder producir suficiente grano para la creciente población mundial. Para remediarlo, varias organizaciones de ayuda internacional invirtieron en la agricultura. El resultado se llamó entonces revolución verde e hizo que países como la India doblaran su producción agrícola en dos décadas. Se les fue la mano. Con comida barata, el precio del grano descendió un 60%. Y la agricultura pasó de capitalizar un 18% de las ayudas internacionales al desarrollo a recibir sólo el 3,5% en 2004. Para 2008, los límites en el crecimiento sumados a la utilización de parte de la cosecha como biocombustible, en un intento por utilizar energías más limpias, aumentaron de nuevo el precio del grano. Pero algunos países estaban preparados. Tras ganar las elecciones de 2004, el primer ministro indio, Manmohan Singh, llamó a una nueva revolución verde. Cada hectárea cultivada en su país producía la mitad que una en la vecina Tailandia. Singh cuadruplicó la inversión en campos y carreteras rurales, aseguró un precio mínimo por producto y construyó viviendas con electricidad para los agricultores. Mientras la India se preparaba para sacar más de la tierra, en España se levantaban bloques y bloques de pisos en los extrarradios que aumentaban el precio de las hipotecas y que hoy todavía permanecen vacíos.



A corto plazo puede parecer que poco cambia, pero la distancia permite apreciar pequeñas revoluciones. El filósofo Jorge Riechmann, que empezó a escribir sobre estos temas cuando parecían una extravagancia, sostiene que los efectos de nuestras acciones llegan muy lejos en el tiempo y en el espacio, comenzando por actos de consumo tan básicos como comer y beber. "Una dieta predominantemente vegetariana reduce notablemente nuestro pisotón ecológico. En cambio, una dieta rica en carne y grasas animales multiplica nuestro impacto sobre los ecosistemas y reduce las opciones vitales de muchos seres humanos. Deberíamos acostumbrarnos a ver las invisibles mochilas ecológicas que arrastran consigo los bienes de consumo", advierte. El éxito de las tiendas de baratijas todo a cien podríamos pagarlo caro con el aumento de las emisiones de gases contaminantes en China.



Junto a la toma de conciencia de Riechmann, Domíngo Jiménez, que también fue el primer director del Observatorio de la Sostenibilidad en España, cree que la crisis debería propiciar un desarrollo basado en el conocimiento para sustituir el antiguo desarrollo basado en la ignorancia. "Mucha parte del falso desarrollo económico español se ha hecho a cuenta de destrozar activos importantes, como las Tablas de Daimiel. La especulación es la prueba más grande de la ignorancia. Nos hemos descapitalizado en conocimiento. La prueba es el abandono escolar en España, más frecuente en las áreas de costa con desarrollo especulador. Un país con bajo nivel de educación es un país abonado a la corrupción porque las exigencias de la sociedad civil disminuyen", opina.



Él, desde su vivienda en Águilas (Murcia), donde ha levantado una casa energéticamente autosuficiente que produce energía fotovoltaica y eólica y en la que se desala agua para regar una pequeña huerta, ha pasado a la acción. "Cuando algún vecino me pregunta si me salen las cuentas de la inversión, le pregunto yo si le salen a él las de su Porsche. Depende de las prioridades", explica. Y ya no tanto de los bolsillos. Una placa solar se amortiza en tres años. La tecnología empieza a abaratarse. Por eso Jiménez insiste: "Si hay que dar la bienvenida a la crisis es porque ha dado la cara a todos los vicios que tenía el sistema y nos abocaban al desastre seguro. Eso sí, el vuelco al sistema tiene que ser total", zanja.



¿Cuándo empiezan los cambios? El sociólogo Enrique Gil Calvo piensa que, de momento, el ahorro y la frugalidad se han impuesto por dos razones opuestas: la necesidad y el mimetismo. "Es la nueva cultura de la austeridad contagiosa, que se ha propagado como una epidemia social. El primer efecto (ahorro necesario) podría ser coyuntural: en cuanto se consolide la reactivación, volverá en pocos años la sociedad de nuevos ricos. Pero el segundo (ahorro contagioso) podría sedimentarse en nuevos hábitos más responsables y austeros".



Más responsables y más austeros. Una nueva normativa constructiva, en vigor, refleja ya esos atributos. Obliga a que las futuras viviendas no sólo consuman menos energía; también establece que la produzcan, por lo menos en parte, para el autoconsumo. Con recursos sencillos, como la rotura de puente térmico en los dobles vidrios de las ventanas, se favorece el aislamiento. El auge de las calderas de biomasa o a la tradicional sensatez en el empleo de toldos o pérgolas nos pueden ayudar a vivir mejor. Sin gastar más energía. Y sin vivir en la burbuja del aire acondicionado.



A la sensatez, precisamente, apelan muchos de los arquitectos más famosos del planeta cuando aseguran que la sostenibilidad es condición imprescindible para la buena arquitectura. Por eso, el último premio Pritzker, Peter Zumthor, alerta sobre que "la sostenibilidad no debe convertirse en bandera de oportunistas". Y algo parecido piensa Jorge Riechmann: "Sigue faltando el impulso hacia un cambio radical sin el cual nuestro dar vueltas en torno a conceptos como desarrollo sostenible se queda en palabrería huera".





También Deyan Sudjic, director del Design Museum de Londres, denuncia una doble moral y advierte que no basta con mirar para otro lado y vender tus residuos a un país pobre. El aire contaminado no entiende de fronteras. Mientras, otro Pritzker, Richard Rogers, autor del Centro Pompidou, de la T-4 de Madrid y uno de los mayores abanderados de la cruzada sostenible, afirma que la primera casa que diseñó para sus padres en 1961 ya lo era al 100%, pero admite que no todos los edificios que ha levantado después lo son. "La cuestión de la sostenibilidad depende más del cliente que del arquitecto", concluye. Es ahí donde podemos intervenir. ¿Cómo? Con posibilismo: no hace falta que gastemos el dinero que no tenemos en un sistema para reciclar el agua de lluvia, pero sacar las plantas a la terraza cuando llueve sirve". Como explica Sudjic, "tras constatar lo cerca que nos han llevado nuestras costumbres de consumo compulsivo de los límites de los recursos mundiales, hoy el mayor lujo podría ser liberarnos de vivir con tantas cosas".



¿Asistimos a un cambio de mentalidad? ¿O las modificaciones en los hábitos del consumo son un asunto puramente económico? Jorge Riechmann no es muy optimista: "El pensamiento de inspiración ecológica lleva cuatro decenios insistiendo sobre una obviedad: ningún sistema económico puede crecer indefinidamente dentro de una biosfera finita. ¿Hasta cuándo nos obstinaremos en perseguir imposibles? Nuestros atuneros zarpan ahora con mercenarios a bordo, armados con ametralladoras, para tratar de seguir esquilmando hasta el último rincón de los caladeros más lejanos, y que no se detenga el flujo de mercancías hasta los centros comerciales de las metrópolis. ¿De verdad no nos amargará demasiado la ensaladilla rusa conseguida a ese precio?", pregunta. Su idea de recoger redes y volver a casa está presente en muchas de las propuestas de cambios drásticos en el sistema de vida. Y en el de producción.



El ingeniero donostiarra Jesús Gasca lo llama "recuperar la localización". Y lo ilustra con su propia peripecia vital. Su empresa, Stua, que este año ha recibido el Premio Nacional de Diseño, nació con la crisis del petróleo del año 1980. Los treinta años siguientes le llevan a diseñar máquinas para fabricar sillas, luego sillas y finalmente al premio nacional para su empresa, en la que trabajan su mujer, sus dos hijos y 23 empleados más. Stua es, con apenas seis muebles diseñados por él y su hijo Jon, una de las mayores exportadoras de sillas de España. Su último pedido: 200 butacas para el Guggenheim de Nueva York. ¿El secreto? "Sólo la transformación de la materia genera riqueza", explica Gasca. Y sabe de qué habla. Su firma es atípica. No hace muebles de temporada, no presenta novedades en cada feria, tiene muy pocos productos, pero innova con cada pieza y... -y aquí su apuesta es radical- no fabrica en China.



Gasca cuenta que ya en los ochenta, cuando era el único español que exponía en la feria de Copenhague, se le acercaron dos visitantes chinos y le ofrecieron fabricar sus sillas. Cuando preguntó por sus trabajadores, la respuesta fue: "No los necesita". Él contraatacó con otra pregunta: "¿Y quién comprará mis sillas si los trabajadores se quedan sin trabajo?". Desde entonces, Gasca se muestra "a favor de la globalización, pero absolutamente en contra de la deslocalización". "No podemos pensar el consumo separado de la producción. Nuestro problema de fondo es una organización de la economía donde la acumulación de capital (y la búsqueda de beneficio que lleva consigo) son los fines, y el bienestar de las personas o la salud de los ecosistemas se dan, cuando se dan, por añadidura, como una especie de accidente", apunta Riechmann.



Que azulejos reciclados convivan en un baño con bombillas halógenas de alto consumo hace pensar que el problema de la sostenibilidad se podría estar abordando como una moda y que con demasiada frecuencia nos acercamos más a las formas que al fondo. Autor del ensayo Gente que no quiere viajar a Marte (La catarata), Riechmann reivindica valores como la autocontención, la autolimitación y la suficiencia. Decir basta. Y ponerse a trabajar. En Wapping, un barrio al este de Londres, un programa invita a las numerosas mujeres musulmanas del barrio a sembrar en un huerto comunitario las hierbas que necesitan para sus guisos y no encuentran en el supermercado. Con un mismo proyecto sacan a la calle a quienes vivían encerradas en sus pisos y el barrio se llena de verde. Objetivos culturales, sociales y medioambientales pueden trabajarse a la vez.



Tal vez por eso el sociólogo Enrique Gil Calvo cree que llegaremos a ver como más admirable la responsabilidad que la propiedad. Aunque advierte: "Más admirable. Pero no más envidiable. Y la clave del efecto-contagio está en la envidia, no en la admiración. El efecto-riqueza, derivado de la propiedad, es mucho más ostensible y contagioso que el respeto, derivado del comportamiento responsable. Pero hay una alternativa: en vez de la responsabilidad, es posible que se imponga una mayor autorrealización: capacidad no de adquirir o poseer bienes de consumo, sino de reconstruirlos, rediseñarlos y reutilizarlos. Una autorrealización que podría resultar contagiosa, al ser generadora de un efecto-prestigio".



¿Cómo acercar entonces prestigio y supervivencia? Pedro Rubio, responsable del área de medio ambiente de La Casa Encendida, un centro cultural promovido por Caja Madrid, cuenta una de las iniciativas más peculiares de su departamento: "La comunidad ahorra". Empezó en 2003, duró cinco años y era un concurso entre comunidades de vecinos que competían por reducir sus gastos de energía durante seis meses en comparación con el mismo periodo del año anterior. El premio era la instalación gratuita en la azotea del edificio ganador de 2,5 kilovatios en paneles fotovoltaicos. "La ley obliga a las compañías eléctricas a comprar a los vecinos la energía producida por sus placas solares. El ahorro puede ser testimonial, pero reduce los gastos comunitarios", cuenta. "Hay comunidades que ahorraron hasta un 20% con esfuerzos mínimos".



Los buenos propósitos suelen tener siempre algo de ingenuo e irreal. Hasta que se convierten en hechos. La transformación de comunidades está cambiando barrios, los barrios modifican zonas urbanas y las ciudades alteran la vida de quienes las habitan. Ha ocurrido en Estocolmo. Hammarby era, hace quince años, suelo industrial degradado junto al centro de la ciudad. Hoy es un barrio nuevo sostenible que emite el 50% menos de humos tóxicos que cualquier otro vecindario de la capital sueca. ¿Cómo lo han conseguido? Fue la compañía de aguas la que dio la voz de alarma. Los líquidos que se encontraban en las canalizaciones de aguas grises (procedentes de lavabos y duchas) contenían sustancias nocivas para el medio ambiente como el triclosan (presente en los dentífricos con efecto blanqueador). Bastó una exposición informativa sobre los efectos de esa sustancia y un par de años después los residuos habían desaparecido. Corría el año 1998 y el Ayuntamiento de Estocolmo supo que con información era posible cambiar los hábitos de sus ciudadanos. Con la generación in situ de electricidad y calefacción a partir del tratamiento de las basuras domésticas, hoy Hammarby propone otro tipo de vida. Y sigue creciendo. La clave, disfrutar en la calle, evitar grandes desplazamientos y recuperar la vida de barrio.



El redescubrimiento del barrio como la extensión de la propia casa, las colas en el taller de coches y ante el zapatero remendón dibujan una vida muy distinta a la que resumen las colas de los últimos años, ante el concesionario y la agencia inmobiliaria. ¿Nostalgia? ¿Quién se atreve a adivinar cuál de las situaciones tiene más futuro? Con una clase política que conocía la magnitud de la crisis y lo ocultó; con industrias como la del automóvil, que todavía recibe subvenciones para fabricar vehículos no sostenibles cuando países como Finlandia aspiran a tener carreteras libres de petróleo en menos de treinta años, ¿el cambio hacia el pensamiento verde será real u oportunismo publicitario? Jiménez asegura que las oportunidades son enormes si cambiamos la construcción por la reconstrucción. ¿Llegarán a ser las energías limpias tan rentables como el ladrillo? Patricia Pascual, del grupo inversor Nmás1, cree que, a medio plazo, la demanda de energía superará la de los últimos años por la incorporación de las economías emergentes. "Entonces las energías limpias serán una parte grande de la tarta del consumo", señala. Pero para Pedro Rubio la crisis debería ser un punto de inflexión, no un paréntesis mientras volvemos al estado de cosas que nos llevó a la propia crisis: "Cuando escucho en la radio que la gente se felicita por una fuerte subida de la Bolsa, pienso que el problema no es reconstruir el sistema, sino cambiarlo. Tenemos más poder del que creemos. Por ejemplo, podemos llenar el depósito en la gasolinera de una compañía más responsable. Esos datos son públicos, están en Internet. Pero, claro, hay que ponerse. Sin hacer nada, simplemente con nuestro consumo, podemos primar a unos o a otros". Y cambiar las cosas.

ANATXU ZABALBEASCOA 08/11/2009 El País Dominical de Madrid


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