Barcelona se halla a hora y media de Masella y a cuatro horas de Baqueira. El anuncio de que Barcelona, una ciudad de mar y alejada de la nieve, presentará candidatura para ser sede de los Juegos Olímpicos de 2022 (hecho no inédito, pero sí poco usual) ha sido recibido con sorpresa general y, en las estaciones del Pirineo catalán, con notable entusiasmo y satisfacción.
La respuesta de la sociedad civil catalana ha sido unánime. En las últimas horas se han escuchado frases como “Queremos participar”, “todo el Pirineo está contento”, “me parece una idea brillante”, “necesitamos este proyecto”, “es una buena noticia para todos”... Es verdad que en el terreno político se ha constatado cierta tibieza y aunque la mayoría de partidos catalanes apoyan el anuncio realizado por Jordi Hereu, acusan al alcalde de no haber informado y de falta de participación. Se han criticado más las formas que el fondo. Así, los tres líderes de CiU, ERC y PP coincideron al señalar que apoyarán la nueva candidatura olímpica de la ciudad aunque lamentaron el anuncio unilateral hecho por el alcalde. Este proyecto necesita del máximo consenso y participación y su peor enemigo podría ser la servidumbre electoral tan propia en nuestras latitudes. El proyecto Barcelona-Pirineos no puede ser objeto de bronca política en las campañas que se avecinan –las autonómicas, este mismo año y las municipales, en 2011–. La ciudadanía no lo entendería. Lo que hay que explicar es que se trata de un desafío de largo recorrido que pasará un primer examen en 2013, que esa será la fecha en la que el Comité Olímpico Español (COE) tendrá que decidir qué ciudad representa a nuestro país en la carrera por los Juegos de 2022; una segunda en 2014, cuando el Comité Internacional Olímpico (CIO) haga, si es menester, un corte entre las ciudades aspirantes y un tercero y definitivo, en 2015, fecha en la que aquel organismo designará a la sede organizadora de los Juegos de 2022. Hasta entonces, queda mucho camino por recorrer.
Hereu Alcalde de Barcelona contesta a la pregunta: ¿Pero habrá que gastar dinero para intentar ser olímpicos?. Madrid gastó mucho y no parece que le sea rentable.
Pero la valoración que hacen es positiva. El combate contra la crisis, la preservación de las políticas sociales y el mantenimiento de todos los servicios que hemos aumentado para mantener el espacio público limpio, ordenado y seguro siguen siendo prioridades. Un parado debe saber que su alcalde le tiene como máxima prioridad, pero no sólo retórica, porque yo soy el alcalde que más invierte en su ciudad por cápita y en valor absoluto para crear puestos de trabajo. Pero tenemos la obligación de proyectar el futuro. Y esto no es escapismo. Yo me he caracterizado por estar muy aferrado al presente y a la ciudad. Nadie conoce mejor los barrios que yo, porque me los pateo todos, los 73 barrios. A mí nadie me tiene que explicar lo que es el paro porque cada día me encuentro con gente que está parada y conozco mucha gente que lo está. Este alcalde no se ha vuelto loco, no huye del presente. Este alcalde se mama Barcelona como nadie, porque es lo que más me gusta. No es un concepto abstracto, es la gente de Barcelona, su diversidad, sus anhelos, sus problemas. Barcelona está cargada de esperanza. Nuestra fuerza viene de la gente y sobre esto tenemos derecho y el deber de soñar y de construir. Barcelona está bajo la crisis más fuerte, pero aguanta perfectamente estas bombas de desánimo porque hemos ahorrado, hemos hecho los deberes cuando tocaba. Hay ciudades paradas, que no hacen guarderías, que no hacen nada, y Barcelona lo hace todo. Barcelona puede pedir crédito porque tiene el mejor rating financiero de Europa, y yo lo pongo al servicio de la señora María.
Si queremos ser en el 2020 el principal motor económico del sur de Europa, nuestras acciones deben ir hacia ese objetivo. La crisis hace que la gente esté tan preocupada en el presente que puedes tener la tentación de no pensar en el futuro. Hay quien piensa en el futuro para huir del presente yhay quién no piensa nunca en el futuro porque el presente se lo traga. Barcelona tiene que hacer las dos cosas. Pero el epicentro de mi preocupación es el combate contra el paro, porque esa es la principal amenaza de la cohesión social de mi ciudad. En la agenda del 2010 la prioridad es el combate contra la crisis. ...