La pasión por el deporte convierte a BCN en meca del ejercicio urbano

Hace 30 años, todo el que salía a correr por las calles de Barcelona era considerado un bicho raro. «La gente no lo entendía, se reían de nosotros y nos llamaban locos», explica Jesús Luis Andreu, presidente de la Federación Catalana de Triatlón. Esos sudorosos chiflados de los 70 y 80 son hoy una multitud que ha convertido la ciudad en su pista de entrenamiento, y el deporte, en la válvula de escape que hidrata su tediosa rutina. La carretera de las Aigües, la Diagonal, el paseo del litoral o el del Besòs, el parque de la Ciutadella o el de Cervantes, Montjuïc, la Rabassada, el Mediterráneo..., la capital catalana está tan llena de rincones en los que ejercitarse como gente dispuesta a sacarles partido.

Pere Alcober es el delegado de Deportes del ayuntamiento y conoce la materia. Sale a correr tres mañanas a la semana –«un rato que te ayuda a planificar el día», comparte– y se define como un corredor «tardío». Asegura que en Barcelona «se practica mucho más deporte en la calle que en otras grandes ciudades europeas» y aporta datos: todas las carreras populares crecen cada año en número de participantes, el Maratón de Barcelona ha duplicado los corredores en solo cuatro años –de 4.425 a 9.752– y el 47% de los ciudadanos que hacen deporte no se ejercitan en ninguna instalación deportiva. La tarea pendiente, reconoce, es lograr que crezca la participación femenina. Andreu añade que las competiciones que coordina la federación en toda Catalunya han pasado de 14.000 a 25.000 inscritos en solo un año y que en el 90% de las pruebas hay gente que se queda sin plaza.

«Todo lo vinculado con el mar, ir en bicicleta, caminar o correr por un circuito son también una buena manera de descubrir una ciudad», aporta Alcober. «¿A quién no le gusta correr por delante de la Pedrera, el Fòrum o la Sagrada Familia?», se pregunta, citando algunos de los puntos por los que pasa el maratón. Núria Puig, directora del Observatori Català de l’Esport, explica que las plazas y parques de la ciudad están «pensados para practicar deporte» y asegura que la «política de espacios públicos está muy bien orientada hacia la práctica del deporte». Alcober, sin embargo, considera que los urbanistas «deberían tener más en cuenta que la gente que practica deporte en la calle necesita un ciertas infraestructuras». Andreu destaca el «buen clima y la polivalencia de Barcelona», donde tienes la montaña «a unos pocos kilómetros del mar», y añade un componente psicológico al esplendor del deporte urbano: «Los españoles, como los serbios, somos muy competitivos y nos gusta ganar y entrenar para superar a los demás y, sobre todo, a nosotros mismos».

Las carreras populares han sido el epicentro de la cosa. Andreu le echa la culpa a la Cursa de El Corte Inglés, que lleva 30 años recorriendo la ciudad, y a los Juegos Olímpicos de 1992, mientras que Alcober añade el medio maratón, la San Silvestre (el doble de participantes en cinco años), la Cursa dels Bombers (cinco veces más finishers que hace diez años) y la de la Mercè (30% más de corredores en solo tres años).

Cerca de 300.000 personas están apuntadas a alguna instalación deportiva, lo que sitúa a Barcelona en cabeza a nivel europeo. Pero apuntarse solo implica intención, no ejecución. Lo que no engaña es la cantidad de pantalones cortos y sudor amateur que cada día toma el asfalto de la ciudad.

De El Periodico 18/10/09 redacción :CARLOS MÁRQUEZ DANIEL










BARCELONA

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